Tuesday, February 08, 2005

Pero aquí ¿quién manda?

20 minutos / 08.02.2005
Los Estados pintan cada vez menos en esto de la economía mundial globalizada. La reunión del fin de semana de los siete países más industrializados del mundo –agrupados en el G-7– fue una nueva prueba de ello. Los EE UU, Japón, Alemania, Italia, el Reino Unido, Francia y Canadá se reunían históricamente para ver cómo iba la cosa, identificar problemas y buscar soluciones. Pero cada vez hay más de lo primero, menos de lo segundo y casi nada de lo tercero. De hecho, una de las cuestiones fundamentales que tiene en vilo a los mercados internacionales, la debilidad del dólar, quedó expresamente fuera de la agenda de esta última cita. Aparentemente para evitar que un posicionamiento de este selecto club empeorara la situación.
De nada ha servido que Rusia, la UE y ahora China se hayan ido incorporando a sus debates.
La prueba más evidente es que mientras los socios del mundo rico discutían si perdonaban la deuda a los países pobres, una simple declaración del presidente de la Reserva Federal de los Estados Unidos, Alan Greenspan, servía para fortalecer la divisa norteamericana. En vista de lo cual algunos se preguntarán, no sin una buena parte de razón, de qué sirve el G-7 y quién manda aquí. Pues, cada vez más, los grandes fondos de capital que invierten por todo el mundo el dinero de los fondos de pensiones (de los jubilados de los EE UU), de universidades (norteamericanas, claro) o familias adineradas (muy adineradas, por supuesto). ¿O no se acuerdan ya de un tal Georges Soros?

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