Wednesday, February 16, 2005

Terra a la vista

20 minutos / 15.02.05
Lo confieso. Durante algunos días tuve mucha envidia de un colega que compró acciones de Terra en noviembre de 1999. Primero, cuando, al día siguiente de empezar a cotizar, duplicaron su valor. Luego, al alcanzar su máximo histórico de 157 euros por acción , curiosamente el 14 de febrero de 2000. Justo cinco años después de aquel día de San Valentín no puedo estar más feliz y ahora es él quien desearía estar en mi lugar.
La fiebre de las empresas de Internet, las llamadas «puntocom», disparó artificialmente el valor bursátil de la filial de Telefónica hasta convertirla en una de las diez principales de la Bolsa española. Pero la fiebre se cura, y el descenso de temperatura pilló a Terra en plena digestión de la norteamericana Lycos, que había comprado en mayo de 2000 por 13.900 millones de euros (y que ahora acaba de vender por 440). Era la época en que el anterior presidente de Telefónica, Juan Villalonga, trataba de tú a los tiburones de Wall Street.
Pero los tiempos cambian y Terra se había convertido en una máquina de perder dinero. Por eso Telefónica planteó ayer una oferta a los accionistas de su filial (dos acciones suyas por nueve de Terra) para absorberla y, según los expertos, que deje de cotizar. Pero las pérdidas también han afectado a multitud de accionistas particulares que, como mi colega, compraron sus acciones en una cacareada salida a Bolsa a poco más de 11 euros. Y no hablemos ya de los que las adquirieron cuando cotizaban en niveles estratosféricos. Los unos y los otros recibirán poco más de 3 euros por acción. A esa cantidad sumarán los 2 euros de dividendo que Terra les entregó el pasado año, quizá para «celebrar» que no salía de sus números rojos y que despidió a más de 100 empleados. Todos ellos esperan que algún organismo regulador o, si se tercia, la justicia, se tomen la molestia de compensarlos o, como mínimo, hagan que alguien les pida perdón.

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