Los precios no descansan
20 minutos / 01.03.05
El frío, contra lo que se pudiera esperar, no ha congelado los precios. El dato avanzado ayer por el Instituto Nacional de Estadística, y que confirmaremos la próxima semana, indica que en febrero recuperaron la senda alcista, levemente interrumpida por el efecto favorable de las rebajas que propiciaron un descenso del IPC del 0,8% en enero. España se mantiene así a la cabeza de los países del euro en cuanto a niveles de inflación, tan sólo superado por Grecia.
Los precios siguen subiendo aquí el doble que en Francia y Alemania (3,3% frente a 1,6%) y así es muy difícil que nuestras empresas puedan ser competitivas, por mucho que el Gobierno se esfuerce en aprobar planes y medidas para promover su competitividad, como las anunciadas la pasada semana. Si necesitan gastar más dinero para producir lo mismo que sus competidoras de otros países, difícilmente podrán vender sus productos más baratos y ganar mercado.
Los buenos propósitos gubernamentales para introducir más competencia –y presionar sobre los precios a la baja– en sectores poco liberalizados (energía, telecomunicaciones, mercados financieros, servicios, transportes…) pueden contribuir a frenar las tensiones inflacionistas, en el mejor de los casos, a medio o largo plazo, pero difícilmente tendrán un reflejo inmediato en las cuentas de resultados de las compañías. Y mientras esas buenas noticias se hacen esperar, los datos coyunturales negativos no nos dan tregua. Lo que sí pasará factura de hoy para mañana a nuestras empresas (y a todos nosotros) es la nueva escalada del precio del petróleo, que vuelve a cotizar alrededor de los 50 dólares el barril, como consecuencia de las nuevas olas de frío que están afectando a Europa y a los Estados Unidos.
El frío, contra lo que se pudiera esperar, no ha congelado los precios. El dato avanzado ayer por el Instituto Nacional de Estadística, y que confirmaremos la próxima semana, indica que en febrero recuperaron la senda alcista, levemente interrumpida por el efecto favorable de las rebajas que propiciaron un descenso del IPC del 0,8% en enero. España se mantiene así a la cabeza de los países del euro en cuanto a niveles de inflación, tan sólo superado por Grecia.
Los precios siguen subiendo aquí el doble que en Francia y Alemania (3,3% frente a 1,6%) y así es muy difícil que nuestras empresas puedan ser competitivas, por mucho que el Gobierno se esfuerce en aprobar planes y medidas para promover su competitividad, como las anunciadas la pasada semana. Si necesitan gastar más dinero para producir lo mismo que sus competidoras de otros países, difícilmente podrán vender sus productos más baratos y ganar mercado.
Los buenos propósitos gubernamentales para introducir más competencia –y presionar sobre los precios a la baja– en sectores poco liberalizados (energía, telecomunicaciones, mercados financieros, servicios, transportes…) pueden contribuir a frenar las tensiones inflacionistas, en el mejor de los casos, a medio o largo plazo, pero difícilmente tendrán un reflejo inmediato en las cuentas de resultados de las compañías. Y mientras esas buenas noticias se hacen esperar, los datos coyunturales negativos no nos dan tregua. Lo que sí pasará factura de hoy para mañana a nuestras empresas (y a todos nosotros) es la nueva escalada del precio del petróleo, que vuelve a cotizar alrededor de los 50 dólares el barril, como consecuencia de las nuevas olas de frío que están afectando a Europa y a los Estados Unidos.
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