Una oferta muy energética
En marzo de 2003, Gas Natural ya lo intentó con Iberdrola, la compañía vasca. Entonces el rechazo frontal del Gobierno del PP, la oposición de su accionista de referencia –Repsol–, un precio de las acciones poco atractivo y el temor al impacto sobre la competencia hicieron del todo inviable el intento. Era un panorama opuesto al actual. Ahora, el Ejecutivo socialista parece favorable a la operación, en Repsol manda el ex presidente de la gasista, los accionistas de Endesa podrían salir ganando alrededor de un 15%, y ya ha pactado con Iberdrola la cesión de una parte del negocio para evitar las tentaciones monopolísticas.
Falta saber cómo reaccionará la eléctrica, dominada por Caja Madrid, ante la oferta de la empresa que controla su gran competidora, La Caixa.
¿Y cómo afecta todo esto al usuario? Lo más evidente es que contribuirá a una mayor integración del mercado energético. En los últimos años las eléctricas se han lanzado al negocio de la distribución de gas en respuesta a las maniobras de las gasistas para quedarse una parte del pastel eléctrico. Con lo que, a la larga, cada vez seremos más los que paguemos el gas y la luz en el mismo recibo. Además, siendo optimistas (o ilusos), se puede pensar que todo ello abaratará el coste de la materia prima y, de rebote, nuestras facturas. Si bien es cierto que estos movimientos de concentración no contribuyen para nada a abrir un mercado muy falto de competencia por lo que el Gobierno deberá extremar al máximo la vigilancia.
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