El coste del coste laboral
20 minutos / 12.04.2005
Pocos trabajadores se habrán preguntado alguna vez cuánto dinero cuestan a su empresa. Lo que les preocupa de verdad es cuánto cobran y si eso les sirve para llegar o no a final de mes. Que no es poco. Lo cierto es que su salario es tan sólo una parte del coste laboral que pagan sus empleadores. Hay que sumarle las cotizaciones que aportan a la Seguridad Social y otros pagos complementarios (dietas, alquileres, coches...).
Se preguntarán que a qué viene todo esto. Pues bien, un estudio nos confirmó ayer que España es uno de los socios europeos «ricos» con los costes laborales más bajos. Pero a su vez multiplica hasta por siete los de los países del Este que ingresaron en la Unión Europea en mayo de 2004 (ver cuadro).
La próxima vez que vean que una empresa de aquí se traslada a otro país –lo que se conoce como deslocalización– pueden echarle un vistazo a esa lista y encontrarán uno de los motivos de esa decisión. Eso si es que no ha elegido implantarse en Marruecos, China o la India, otros países donde el coste por trabajador es aún más bajo.
Los expertos apuntan que los empresarios tienen, además, en cuenta otras variables, como la legislación laboral más o menos restrictiva, la cualificación de la mano de obra, la proximidad a mercados atractivos, la estabilidad política, la innovación tecnológica, las ventajas fiscales o unas buenas infraestructuras. Si ya no podemos competir con el precio de la mano de obra, habrá que pensar en potenciar esas variables para evitar nuevas fugas.
Pocos trabajadores se habrán preguntado alguna vez cuánto dinero cuestan a su empresa. Lo que les preocupa de verdad es cuánto cobran y si eso les sirve para llegar o no a final de mes. Que no es poco. Lo cierto es que su salario es tan sólo una parte del coste laboral que pagan sus empleadores. Hay que sumarle las cotizaciones que aportan a la Seguridad Social y otros pagos complementarios (dietas, alquileres, coches...).
Se preguntarán que a qué viene todo esto. Pues bien, un estudio nos confirmó ayer que España es uno de los socios europeos «ricos» con los costes laborales más bajos. Pero a su vez multiplica hasta por siete los de los países del Este que ingresaron en la Unión Europea en mayo de 2004 (ver cuadro).
La próxima vez que vean que una empresa de aquí se traslada a otro país –lo que se conoce como deslocalización– pueden echarle un vistazo a esa lista y encontrarán uno de los motivos de esa decisión. Eso si es que no ha elegido implantarse en Marruecos, China o la India, otros países donde el coste por trabajador es aún más bajo.
Los expertos apuntan que los empresarios tienen, además, en cuenta otras variables, como la legislación laboral más o menos restrictiva, la cualificación de la mano de obra, la proximidad a mercados atractivos, la estabilidad política, la innovación tecnológica, las ventajas fiscales o unas buenas infraestructuras. Si ya no podemos competir con el precio de la mano de obra, habrá que pensar en potenciar esas variables para evitar nuevas fugas.
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