Wednesday, December 28, 2005

Que alguien nos proteja

20 minutos/27.12.2005
Las estafas y los engaños acechan mientras los consumidores nos preguntamos quién para esto. He recibido una carta que me anuncia que he conseguido un premio de 200 euros. Sólo tengo que llamar a un número que empieza por 902 (o sea, de los que te crujen) y reclamarlo. Evidentemente, no voy a llamar y les recomiendo a todos los que reciban semejante misiva que no lo hagan. Les tendrán un buen rato al teléfono con cualquier excusa mientras los muy pillos les sacan los cuartos. Y hay que extremar las precauciones porque los timadores son cada día más sofisticados. En este caso, el diseño de la carta reproduce el del recibo de una empresa petrolera imitando sus colores corporativos.

Los mismo sucede con las estafas bancarias. Aquellos mensajes que nos invitaban a enviar nuestros datos bancarios, con unas traducciones malísimas que alertaban de los espurios fines que buscaban, son hoy ya mensajes gramaticalmente impecables. De hecho, una asociación de internautas ha detectado casi 300 denuncias de esta prácticaa lo largo de 2005, conocida como phising, y ya no sólo se dirigen a clientes de banca por Internet, sino que utilizan falsas webs de recargas para móviles, empresas de subastas, envío de dinero,...

Y por si no fuera sufiente con los timos, otros intentan engañarnos con algunas ofertas publicitadas que no se corresponden con la realidad, especialmente en los sectores tecnológicos y financieros. Por ello, como consumidores, lo mejor que podemos hacer es estar atentos, no creer en euros a noventa céntimos y sobre todo confiar en quien debe hacer algo–las autoridades competentes y las entidades afectadas– para protegernos de tanto timo, tanta estafa y tanto engaño.

Facturas que subirán

20 minutos/20.12.2005
El Gobierno estudia cuánto nos van a aumenar el recibo de la luz, el gas y el teléfono en 2006.La Comisión Nacional de la Energía, el organismo que regula el mercado energético en España, se reunió ayer para autorizar a las compañías eléctricas y de gas natural a subirnos la factura cerca de un 5% a partir de enero, o sea, casi el doble de la inflación. Es la propuesta que ha hecho el Ministerio de Industria, encargado de fijar los precios para evitar que las empresas se aprovechen de un sector donde casi no existe competencia, es decir, donde el cliente lo tiene dificil para poder escoger. No obstante, el Gobierno ha decidido romper este año la tendencia de los últimos nueve años de alzas contenidas que se traducían en rebajas reales teniendo en cuenta que siempre eran inferiores a los aumentos del IPC.

¿Por qué estas subidas, ahora? Los más mal pensados creen que tiene algo que ver con la OPA de Gas Natural para quedarse con Endesa, la primera eléctrica española. Cediendo así a las presiones de las compañías, dicen, habrá menos oposición a un proceso que cuenta con la bendición del Ejecutivo. Además, éste se ha comprometido a compensarlas por la diferencia entre las subidas aplicadas en estos años de tarifas reguladas y los costes que aquellas no han podido repercutir en la factura. Un regalo de Reyes que acabaremos pagando entre todos.

Mientras, seguimos esperando que esos aumentos en el recibo se traduzcan en un mejor servicio, en menos cortes de suministro por las razones más peregrinas y, en definitiva, en la llegada de la competencia a un sector que se resiste a jugar con las reglas del libre mercado. Y no se queda ahí la cosa, porque después viene Telefónica. Ya se anuncia que la subida media será baja, aunque siempre nos podrá aumentar la cuota de abono como hizo este año.

Friday, December 16, 2005

Comercio y/o desarrollo

20 minutos/13.12.05
La Organización Mundial del Comercio se reúne desde hoy con el reto de ayudar a los países pobres.Hay cuestiones que parece que no van con nosotros hasta el día en que nos damos cuenta de que nos afectan. La pasada semana se celebraba en Montreal una cumbre sobre el cambio climático, algo que hasta hace poco veíamos como algo lejano, porque, pensábamos, sólo era cosa de cuatro ecologistas exaltados. Pero a golpe de huracán, de terromoto, de tsunami, de sequía y de olas de frío polar o de calor tropical hemos acabado entendiendo que debemos preocuparnos por ello y mucho.

Algo parecido sucede con la reunión sobre el comercio mundial que desde hoy tiene lugar en Hong Kong.

Un centenar largo de países discutirán cómo seguir eliminando barreras comerciales –o sea, las trabas que ponen a la entrada de productos de otros países en su territorio– con el encomiable objetivo de favorecer a la economía global, en general, y el desarrollo de los países pobres, en particular. Convocados por la Organización Mundial del Comercio (OMC) deberán decir hasta dónde están dispuestos a llegar en ese «desarme» de medidas proteccionistas que limitan la pretendida libre circulación de mercancías.

Por lo visto, la cosa no pinta muy bien porque hay tantas diferencias entre los países ricos y pobres, y entre los propios ricos, que llegar a algún tipo de acuerdo para dar pasos en la dirección deseada parece una quimera. Y los movimientos antiglobalización ya han dejado sentir sus críticas. Por si acaso, la OMC les dedica un apartado en su web (www.wto.org) donde rebate los «malentendidos» (diez, concretamente) que hay sobre su papel. Claro que también dedica otro a las ventajas (también diez, curiosamente) que reporta su existencia al bien común de la humanidad.

Thursday, December 01, 2005

Estadísticas y realidad

20 minutos/29.11.05
Una economía sin estadísticas es como una primavera sin flores, aunque lo cierto es que no todas (ni las flores ni las estadísticas) son iguales. Una cosa es determinar la densidad de los bosques y otra muy distinta decidir qué cosas se tienen en cuenta para medir el índice de precios al consumo –el dichoso IPC– del que dependen sueldos, pensiones, alquileres, etc. La misión de los organismos oficiales que elaboran éste y otros datos estadísticos es conseguir que sean un retrato lo más fiel posible de la realidad. Por eso, cada cierto tiempo, deciden hacerles un lifting.

En eso anda el Instituto Nacional de Estadísitca, que en 2006 empezará a anotar la evolución de los precios de los preservativos, la cirugía estética, las gominolas y el pacharán, entre otros. Es la respuesta, dicen, a la modernización de la sociedad. Pero puestos a cambiar para adaptarse a los cambios, deberían incluir ya el principal gasto de las familias españolas: la compra de un piso, que por ahora no cuenta para el IPC.

En un país donde no se alquila, en España tres de cada cuatro pisos son de propiedad, resulta chocante que a efectos de la inflación sólo se tengan en cuenta los alquileres, los gastos de luz, agua, etc.; y lo que se destina a mobiliario y equipamiento del hogar. Las últimas encuestas de presupuestos familiares demuestran que el gasto en alimentación pierde peso a costa de lo que nos dejamos en restaurantes y cafeterías, al igual que lo que destinamos a alcohol y tabaco, mientras las subidas más notables se las anotan esos tres apartados relacionados con la vivienda.

Quizá si contabilizáramos lo que destinamos a comprar un piso, el IPC se elevaría a niveles estratosféricos, pero no hay duda que sería mucho más fiel a la realidad que el actual.