Tuesday, July 19, 2005

Bancos contra cajas

20 minutos / 19.07.2005
Los grandes grupos económicos y financieros acostumbran a hacer gala de su liberalismo, defienden sus ventajas para el progreso social y lo predican a los cuatro vientos para que cunda el ejemplo y nos convenzamos de lo bien que nos irá todo si ellos siguen ganando mucho dinero. Pero el problema se plantea cuando sus beneficios caen, la competencia les toma la delantera y dejan de ser los reyes del cotarro. Entonces, y sólo entonces, les asalta la duda. El sistema ya no funciona. Las leyes no les valen. Y exigen cambios que les garanticen sus antiguos privilegios.


En esa tesitura está la banca española tras denunciar en un informe ante la Comisión Europea la sobreprotección legal de que gozan las cajas de ahorro en nuestro país. Su principal queja es que mientras éstas pueden comprar bancos –y lo han hecho a veces–, ellos no pueden comprar cajas. Claro que ese lamento se plantea justo ahora, cuando las cajas les han recortado buena parte de su negocio: hace cinco años tenían el 42% de los préstamos concedidos en España, pero hoy –tras un crecimiento espectacular– ya superan a la banca con el 50,6%. Además, han abierto más de 3.000 oficinas, casi tantas como han cerrado los bancos.

En su denuncia a la Comisión Europea, la banca concluye que, de continuar así, el sector financiero europeo estará perdiendo una excelente oportunidad de ahorrar costes y mejorar sus resultados (o sea, de ganar más dinero). Nada dicen de si esos cambios que reclaman con tanto ahínco ayudarán a mejorar el servicio que ofrecen a sus clientes, a cobrarnos menos comisiones, a rebajar sus mil y una exigencias para concedernos un préstamo y a mejorar las condiciones para poder pagarlos. Nada. ¿Para qué?

Friday, July 15, 2005

La casa por el tejado

20 minutos / 12.07.2005
El Gobierno se felicita regularmente por la buena nota que él mismo pone a su primer año largo de mandato. Incluso en alguna materia económica como el empleo. Pero si hay una asignatura pendiente, y no parece que la vaya a aprobar en los exámenes de septiembre, es la de la vivienda. La creación de un ministerio específico no ha servido, por ahora, para encontrar soluciones a uno de los principales problemas económicos y sobre todo sociales que en estos momentos sufre nuestro país. No en vano la responsable del departamento en cuestión, María Antonia Trujillo, es, con diferencia, la ministra peor valorada por la ciudadanía. Claro que entre «soluciones habitacionales» y «minipisos» no se puede decir que haya estado muy afortunada en su gestión.


Tampoco parece que el resto del Ejecutivo la ayude demasiado en su tarea. Si alguien cree que una persona sola, por muy preparada que esté –y por muchos éxitos que haya conseguido en su comunidad autónoma, Extremadura–, es suficiente para enmendar este desaguisado de especulación y precios astronómicos está muy equivocado. La solución debe pasar por un plan de choque global con la implicación de todos los ministerios afectados, y con el mismo presidente a la cabeza.

No parece que la política seguida hasta ahora de un parche aquí y otro allá sea la estrategia más eficaz. Ni tampoco los globos sonda que periódicamente se anuncian para tantear qué reacciones suscitan. Como el que ayer lanzó el secretario de Estado de Hacienda de que están estudiando trasladar a los inquilinos la ayuda fiscal que reciben los propietarios que alquilan una vivienda. Por favor, estudien esa medida o cualquier otra que aporte alguna solución, pero deprisa. A ver si el próximo curso sacan mejor nota o como mínimo les podemos dar un aprobado.

La trastienda del paro

20 minutos / 05.07.2005
Una vez más, las cifras del paro y de afiliados a la Seguridad Social, conocidas ayer, han permitido al Gobierno sacar pecho de lo bien que les van las cosas en el terreno económico. En esta ocasión, los responsables del Ministerio de Trabajo han destacado que el número de desempleados se ha situado en junio por debajo de los dos millones, por primera vez desde julio de 2003, después de que hayan salido de las listas del Inem 32.533 inscritos.
Ciertamente, el impacto de la regularización de inmigrantes y las revisiones estadísticas están prolongando los aparentemente buenos registros del empleo en España. Pero detrás de ese lujoso escaparate, se esconde una trastienda de problemas que persisten en el tiempo y ante los cuales nadie parece dispuesto a tomar medidas.

El elevado paro femenino (1,2 millones de mujeres paradas frente a los 758.514 de desempleados) y la excesiva proporción de contratos temporales (prácticamente 9 de cada 10) son ya males crónicos de nuestro mercado laboral. Así como la alta dependencia de la construcción y de los vaivenes de la contratación en el sector turístico, que precisamente han tenido un papel determinante en los resultados de junio.

Un dato menos conocido y que da una idea de la fragilidad de ese descenso del paro es que el mes pasado se firmaron más de 1,5 millones de contratos, una cifra sin precedentes que demuestra que cada vez hace falta un mayor número de contrataciones para recortar el desempleo. Además, sólo 133.000 fueron indefinidos y el resto temporales. Así va a ser difícil reducir la tasa de temporalidad (casi del 90%) y colocarla a los niveles de esos países europeos a los que tanto nos gusta compararnos, donde está alrededor del 70%. En definitiva, no se trata de que haya muchos contratos, aunque esté bien que los haya, sino que una vez ganada la batalla de la cantidad hay que empezar a meterle mano a la calidad.

Queremos ser nuestro jefe

20 minutos /28.06.2005
Los estudios, informes y estadísticas nos dibujan a veces un panorama idílico al que sólo le falta un fondo de música de violines. El último, elaborado por las Cámaras de Comercio, nos dice que los españoles son de lo más emprendedores. Más de la mitad (56%) aseguran que preferirían instalarse por su cuenta. Por encima de la media europea (45%) y casi tanto como en los EE UU (61%). Pero la realidad es muy tozuda. Aunque la mitad de las empresas españolas están constituidas por autónomos –1,45 millones no tienen trabajadores a su cargo y otras 760.000 cuentan con entre uno y dos empleados–, hay siete empleados asalariados (son unos 15 millones) por cada trabajador por cuenta propia (poco más de 2 millones).

La clave nos la da el mismo informe: el 72% de los que quieren lanzarse en solitario afirma que no lo hará por culpa de la multitud de obstáculos que debe superar para convertirse en su propio jefe. El paso de emprendedor a empresario requiere mucho más que una buena dosis de voluntad. Hay que reconocer que las administraciones públicas han realizado en los últimos años un serio esfuerzo para crear un clima favorable a que esos embriones empresariales lleguen a ser empresas hechas y derechas. Pero aún queda mucho por hacer.

La cantidad de trámites necesarios para montar un negocio –se necesita rellenar una media de 15 documentos y visitar unos ocho organismos oficiales– no ayuda. Ni el temor a la pérdida de la seguridad (cada día menos segura, por cierto) de que nos ingresarán la nómina a final de mes. Dos aspectos en los que tenemos poco margen de maniobra. Pero hay otro, el miedo al fracaso y a la condena social que de él se deriva, que puede acabar pesando tanto o más que los anteriores. Y ahí sí debemos jugar un papel decisivo, porque todo el mundo tiene derecho a equivocarse.

Otra vez el petróleo

20 minutos / 21.06.2005
La escalada del precio del petróleo parece no tener techo. Bastan algunos hechos políticos desfavorables y una cierta dosis de especulación para lanzarlos hacia máximos históricos, como el que se rozó ayer. Los «no» de Francia y Holanda a la Constitución Europea y el rotundo fracaso de la pasada cumbre de líderes de la UE debilitaron al euro, con lo que automáticamente se encarece la factura petrolífera que pagamos en dólares. Pero además han animado a los fondos de inversión que especulan con los precios del crudo: apuestan porque subirá y ese movimiento a su vez provoca el alza.

Los carburantes son los prim
eros en notarlo y a un máximo del petróleo le siguen subidas sucesivas del precio de las gasolinas y gasóleos. Curiosamente, cuando en casos excepcionales la materia prima se abarata, el movimiento descendente en los carburantes es muchísimo más lento o simplemente ni lo notamos. Un misterio que nadie ha sabido explicar con certeza. Eso sí, los beneficios de las compañías petroleras no paran de subir y su cotización en bolsa aumenta día tras día. Y los usuarios pagamos el pato. Todos menos aquél que aseguraba que a él no le afectaban las constantes subidas porque cuando iba a la gasolinera siempre ponía 20 euros.

Pero bromas a parte empieza a ser hora de que los que realmente cortan el bacalao –o sea, los países productores de petróleo– pasen de las palabras a los hechos y aumenten de una vez su producción. Si no, nos espera un futuro más oscuro que el color de ese crudo que no cesa en su escalada. La inflación, ya de por sí más alta en España que en el resto de la UE, amenaza con hacernos más pobres. Y eso no habrá revisión estadística que lo pueda solucionar.