Monday, May 23, 2005

Desequilibrio exterior

20 minutos / 17.05.2005

La economía de un país no es muy diferente a la de una familia o una empresa. Si se gasta más de lo que se gana, va mal. Si se destina a compras más de lo que se ingresa por las ventas, también. Aunque la economía española parece estar bastante saneada en cuanto a los gastos y los ingresos, la cosa funciona algo peor en el balance entre lo que compra del exterior –lo que importa– y lo que vende a otros países –lo que exporta–. Esa relación es lo que se conoce como balanza comercial, que en el caso de España presenta un saldo negativo preocupante y creciente. Los últimos datos conocidos ayer muestran que en los dos primeros meses de este año gastamos en importaciones 9.000 millones de euros más de los que ingresamos por las exportaciones. Un 50% más que hace tan sólo un año.

Es el síntoma más rotundo de la pérdida de competitividad que han sufrido nuestras empresas, una enfermedad causada por la apreciación del euro en los últimos meses y el elevado índice de precios que soportan (un punto por encima de la media europea). Pero también por la escasa dedicación de recursos empresariales a investigación e innovación tecnológica.

Si fabricamos aquí exactamente lo mismo que en China, Marruecos o la Europa del Este –sean coches, motos, ropa o cualquier otra cosa–, pero un 40% más caro, no tenemos nada que hacer. Las empresas españolas sólo podrán vender más al exterior y competir si sus productos tienen algo añadido, ya sea diseño, tecnología o cualquier otro elemento diferencial. Hay un plan de competitividad en marcha que, aunque insuficiente, puede sentar las bases de ese cambio. Démonos prisa si queremos que nuestras empresas, y nuestros empleos, tengan futuro.

Tuesday, May 10, 2005

Cómo ahorramos

20 minutos / 10.05.2005
Los últimos datos del Banco de España confirman que la tradición sigue pesando en el ahorro financiero de las familias españolas: guardamos 35 de cada 100 pesetas en cuentas corrientes o en las libretas de toda la vida, tras un crecimiento de poco más del 7% en 2004. A pesar de que la inversión en Bolsa aumentó casi el doble (12%), representa poco más del 20% del total del ahorro, cuando ocho años atrás era el 22%.

Decididamente el comportamiento del mercado bursátil no ha ayudado a estimular nuestra confianza. El Ibex 35, el índice que mide la evolución de las mejores empresas de la Bolsa española, creció por encima del 17% el año pasado y en 2003 superó el 28%. Pero veníamos de un batacazo de la misma proporción en 2002, uno de los peores registros de la historia. Y parece que no acaba de levantar cabeza.

Así, hoy por hoy disponemos de casi 500.000 millones de euros en depósitos bancarios (casi el doble que en 1997) y 300.000 millones en acciones (un 70% más que ocho años atrás). El resto del capital hasta, 1,3 billones de euros, lo tenemos colocado básicamente en fondos de inversión, fondos de pensiones y seguros diversos. Aunque los que más ‘ahorran’ siguen siendo los bancos: el BBVA anunció ayer que ha batido otro récord con un beneficio de 813 millones de euros de enero a marzo.

Hablamos de dinero

20 minutos / 03.05.2005
El actual sistema de financiación no ha ayudado a igualar la renta de las autonomías ricas y pobresLa propuesta catalana para reformar la financiación autonómica vuelve a disparar las tensiones políticas. Nada nuevo, por otra parte. Sucedió en 1993, cuando el PSOE pactó con Jordi Pujol la cesión a las comunidades autónomas del 15% de lo que recaudaran por el impuesto de la renta (IRPF), a cambio del apoyo de CiU al maltrecho Gobierno de Felipe González. O en 1996, cuando el PP aceptó cederles el 30% del IRPF dentro del pacto con Pujol para asegurar la llegada a la Moncloa de José María Aznar. Y en 2001, al aceptar el PP la participación de las haciendas autonómicas –otra vez para contentar a CiU– en la recaudación del IRPF, el IVA e impuestos especiales, como los de la gasolina, el alcohol o el tabaco.

El problema es que todos estos acuerdos se han visto siempre como un chantaje de Cataluña al Estado. Como ahora, vaya. El debate real ha quedado así enterrado bajo tal cúmulo de actitudes demagógicas y pseudocientíficas que ha sido imposible centrar la cuestión: la aspiración de las autonomías de poder ofrecer los mejores servicios a sus ciudadanos (educación, sanidad, ayudas sociales...).

Los culpables de esta visión deformada son tanto los que proponen con maneras inadecuadas como los que justifican sus concesiones por la voracidad de los demandantes, y los medios de comunicación que prefieren la trifulca política al análisis riguroso de las propuestas. El hecho incontestable es que el actual sistema de financiación autonómica y los parches sucesivos no han ayudado a reducir las diferencias de renta entre los ciudadanos de las autonomías ricas y pobres. Y ése debería ser el objetivo prioritario de cualquier reforma que se ponga sobre la mesa.

Empresarios desconfiados

20 minutos / 26.04.05
La caída de la confianza empresarial a niveles de 2003 limita las inversiones y la creación de empleoLos empresarios parecen haber perdido el optimismo con que empezaron el año. Cada uno de los datos que conocemos nos lo confirma. En Alemania, se supo ayer que la confianza empresarial lleva tres meses cayendo –con lo que los expertos consideran que ya se puede hablar de una ralentización del crecimiento económico– y está en el nivel más bajo desde septiembre de 2003. La debilidad económica del país y el aumento incontrolado del precio del petróleo tienen, otra vez, la culpa. Se confirman así los pronósticos avanzados el mes pasado por la Comisión Europea, que constataba que las perspectivas de las empresas del continente habían caído a niveles de hace dos años. Sólo la construcción escapaba al pesimismo de la industria, los servicios y el comercio minorista.

En España no andamos mejor. Hoy las Cámaras de Comercio darán a conocer las previsiones de nuestros empresarios. Las perspectivas son poco halagüeñas puesto que en la anterior encuesta ya mostraban su desconfianza para el primer trimestre del año. No deberíamos perder de vista esa preocupación empresarial por el futuro ya que de ella depende, en definitiva, que se decidan a hacer nuevas inversiones, a producir más y a crear puestos de trabajo (o como mínimo a mantener los que ya hay).

La debilidad de las exportaciones era el aspecto más negativo señalado por las empresas hace unos meses. Y culpaban al aumento de la competencia con los países emergentes (especialmente China y otros asiáticos) y la apreciación del euro. Como resultado, se pronosticaba una ralentización del ritmo de creación de empleo, un descenso de la inversión y el alza de los precios. Hoy sabremos en qué medida se mantiene ese pesimismo... o si empeora.